Pareciera que hablamos solo de plata. De hacer plata con plata. Invertir, pero no en producción, no en trabajo, no en formación. Plata con plata, timba financiera. De esto te quieren convencer, de que podés hacer guita sin laburar. Mientras el aparato productivo de país sufre, el aparato financiero está de joda y eso les aseguro que es muy malo para un país. Sobre todo, pensar que tiene más valor ser trader comprando y vendiendo activos financieros, que un médico o un maestro. Se trata fundamentalmente de la escala de valores que, al parecer estamos perdiendo.
EL foco está puesto en las y los jóvenes. Las formas precarizadas de trabajo funcionan en tándem con estos discursos que proponen, a partir de las nuevas tecnologías, la cultura de la guita fácil por medio de las apuestas on line, las cripto monedas, las inversiones en la bolsa de valores, todo al alcance de la mano, a través del teléfono celular, sin moverte de tu casa, alienado, consumiendo imágenes y personajes mesiánicos. La generación “Elon Musk”, al cual nunca vamos a alcanzar, pero que haremos el intento por pura comodidad.
Solo si se destruye todo lo conocido, se podrá imponer un nuevo orden y en eso parece que está pensando el gobierno. Mientras que, para sostener este modelo, los traders de que manejan el Ministerio de Economía, vuelven a pedirle plata al FMI, deuda para pagar intereses de deuda o peor aún, deuda para que los inversionistas retiren sus posiciones (se lleven los dólares). El fondo va a financiar la salida de los inversionistas, pero vamos a endeudarnos todas y todos nosotros. Ya lo hicieron en 2001, cuando con el Blindaje Financiero salvaron a los bancos. Veamos el lado bueno, cuando esto pase, estarán firmando el certificado de defunción del modelo económico y, por lo tanto, del gobierno de Javier Milei.
Matías Pontoriero.
En esta oportunidad les propongo un juego: Lo vamos a llamar ¿Quién dijo? A continuación, encontrarán fragmentos de distintos discursos de asunciones presidenciales, ustedes deberán adivinar el orador. Fácil, tristemente fácil. Pueden dejarnos sus respuestas en los comentarios.
1.- “Hay que decir la verdad, de una vez por todas. La Argentina está rota. En esta hora histórica, comienza su reconstrucción. Yo proclamo solemnemente ante mi pueblo, que a partir de este momento se inicia el tiempo del reencuentro entre todos los argentinos. El tiempo de una gran reconquista nacional. (…) No existe otra manera de decirlo: el país está quebrado, devastado, destruido, arrasado. El legado que estamos recibiendo es el de una brasa ardiendo entre las manos. El de una realidad que quema, que lacera, que mortifica, que acosa, que urge solucionar”.
2.- “No existe otra manera de decirlo: el país está quebrado, devastado, destruido, arrasado (…) las más terrible de todas las crisis que tengamos memoria (…) Nuestro pueblo sabe que si hoy este gobierno le pide un sacrificio es para obtener una recompensa, un resultado concreto, una mejora tangible en su situación de vida (…) este presidente que recién hoy asume, no quiere más impuestos. Pero hay que bajar el déficit. (…) Tenemos que bajar el gasto. Para sanear las cuentas se precisa un esfuerzo adicional, que lo hemos pensado para que no afecte a los que menos tienen, sino que pide a los que pueden más y que será transitorio hasta que la recuperación de la economía y el éxito de la implacable lucha contra la evasión y la corrupción den sus frutos y mejoren los resultados”.
3.- “Hoy damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive y comenzamos el camino de la reconstrucción (…) Hoy comienza una nueva era en la Argentina (…) Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros (…) No hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock. Lamentablemente no nos han dejado opción (…) aun cuando el principio sea duro, sabemos que a corto plazo la situación empeorará, pero luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo”.
Matías Pontoriero.
Este año hay elecciones y la dirigencia política abandonó todas las instituciones que permiten la efectiva participación de los ciudadanos, por los tanto, perdió capacidad de someterse a dar los debates y las discusiones necesarias para elaborar un proyecto de país que nos convoque nuevamente. La militancia está esperando ser convocada y parece que la dirigencia del campo nacional y popular no lo tiene entre sus planes, al menos por el momento. Porque eso supone que cada uno comience a pensar por uno mismo y deje atrás toda tutela; ser poseedor de una autonomía personal en contraposición a la pérdida de mordiente crítica y deliberativa del actual sistema político. Afirmar que los políticos adaptan a los valores tradicionales de su partido a un nuevo contexto puede incluir a un electorado que ya no simpatice tanto con dichos valores. No podemos concebir otro proyecto en base al culto a una personalidad.
La política ya no concita el entusiasmo de la participación. El repliegue a lo privado, el individualismo, produce no solo aislamiento sino extrañamiento frente a los otros. Se produce la refeudalización de la esfera pública, vuelven los modos ostentosos de la realeza encarnados en el cesarismo de los nuevos líderes. Al razonamiento y al debate les sucede, con la ayuda de los medios de comunicación y la propaganda, los usos aclamatorios. La inclusión de un mayor número de personas no significó una mayor democratización, porque fallaron los mecanismos institucionalizados de debate público. A pesar de esto, la receta sigue siendo más y más democracia para reencontrarse con la crítica y la deliberación racional. Por el momento, y a escasos días del cierre de listas en la Ciudad de Buenos Aires, estoy en condiciones de afirmar que no sucederá, así y todo, lo esperamos con ansias.
Matías Pontoriero.